
“Con la iglesia que está en su casa.» (1 Cor. 16:19)
Entre los saludos presentados por el apóstol Pablo en su primera epístola a los corintios, estaba el a Aquila y Priscila, y “la iglesia que está en su casa” (1 Cor. 16:19). Algunos muy buenos intérpretes, lo sé, entienden esto de una reunión establecida, declarada y solemne de cristianos en la casa de Aquila y Priscila, para el culto público; y se alegraban de tener casas en las que reunirse, donde querían esas mejores comodidades, en las que la iglesia se acomodó después, en sus días prósperos. Cuando no tenían los lugares que podían desear, afortunadamente hicieron uso de los que pudieron conseguir.
Pero otros piensan que se refiere solo a su propia familia y a los visitantes dentro de sus puertas, entre los cuales había tanta piedad y devoción, que bien podría llamarse iglesia o casa religiosa. Así lo entendieron los antiguos en general. Tampoco fueron solo Aquila y Priscila cuya casa fue celebrada así por la religión (aquí y en Rom. 16:5), sino que Ninfas también tenía una iglesia en su casa (Col. 4:15 y Fil. 1:2). No sino que otros, a quienes y de quienes se envían saludos en las epístolas de Pablo, tomaron conciencia de mantener la religión en sus familias; pero estos se mencionan, probablemente porque sus familias eran más numerosas que la mayoría de esas otras familias; lo que hizo que sus devociones familiares fueran más solemnes y, en consecuencia, más tomadas en cuenta.
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Por: Matthew Henry
En: “A Church in the House – A sermon concerning Family Religion” (predicado en Londres, el 16 de abril de 1704).
Traducido al español por: Carlos J. Alarcón Q.





