Una cosa que siempre me atrae la noticia al leer los Evangelios—Mateo, Marcos, Lucas, y Juan—es su terrenidad. Hay una calidad cruda, no pulida, y por eso autentica de estos cuatro relatos de estos testigos actuales de Jesucristo. Tiened una calidad genuina. Sus retratos de Crito y los doce apostoles absolutamente no estan retocados.
Una instancia clara es el no-retocado Pedro. Pedro fue escogido personalmente por Jesus al pricipio de su ministerio de tres años. Pedro era un hombre comun. Un pescador por profesion. Verdaderamente, si el Salvador no lo hubiera escogido, hubiera vivido y morido como cualquier otro en Judea. Pero Jesus cambio todo eso.
El caracter de Pedro es intrigante. Este hombre muy real, este Pedro, era en el primer caso Pedro el intrepido. Cuando Jesus vino andando sobre el agua hacia su barco en el tempestuoso mar de Galilea, fue Pedro quien quiso caminar sobre el agua hacia el. Y salio cuando Jesus le llamo.
Fue Pedro quien defendio a su maestro en la traicion. Armado con su espada, Pedro el apacionado se lanzo a la accion…hasta que Jesus le mando desistir. “La copa que el Padre me ha dado, no la he de beber?”
Pedro el intrepido tambien fue Pedro el Fiel. No era como muchos de nosotros indecisos. Cuando hecho su voto por Jesus, estuvo pro-Jesus hasta el fin. Ferozmente leal, se quedo cuando otros encontraron que Jesus era demasiado complicado. “A quien iremos? Tu tienes palabras de vida eterna.” Despues de que se fue Jesus al cielo, Pedro fielmente guio a la iglesia atraves de los fuegos de la persecucion hasta finalmente sufrir martirio en Roma. La tradicion dice que fue crucificado como su maestro—unicamente, cabeza abajo por su propia peticion. Se sintio no digno de sufrir exactamente como su Señor, quien dio su vida para expiar los pecados de Pedro.
Eso nos trae a Pedro el imperfecto. Si, fue audaz. Si, hablaba con confianza. Pero aveces eso le metio en problemas. Pedro solia espetar. “Señor, cuantas veces he de perdonar a mi hermano? Hasta siete? Que piadoso se sintio! Eso es, hasta que Jesus le revento el globo. “Setenta veces siete,” Pedro.
Y como se penso mas valiente de lo que era. Cuando Jesus predijo que todos sul discipulos esa noche huirian de el, Pedro se escandalizo. Yo no! “Aunque todos se escandalizen, yo no.” Sin embargo esa misma noche, precisamente como Jesus habia dicho, el lo nego tres veces. Luego, viendo la mirada del preso Jesus, Pedro salio y lloro amargamente.
Sobre todo, lo que vemos en los Evangelios es a Pedro el favorecido. Fue Pedro mas especial porque vio el en Jesus lo que otros no veian? Asi no se sentia Pedro. Jesus le habia mostrado bondad a Pedro. Habia tenido paciencia. Aun cuando se mostro esceptico, obstinado y tonto. Sin embargo Jesus le colmo con Su gracia, causando que Pedro cayera a sus pies, clamando, “Apartate de mi, pues soy pecador.” Asi, Pedro era favorecido por que fue perdonado. Y perdonado porque favorecido desde la eternidad pasada. Muchos fueron llamados, pero “pocos” Pedro inclusive, fueron “escogidos.”
Pero el cuento del Pedro no retocado toma segundo lugar al cueto mas grande aqui. La historia muy creible de Pedro nos llama la atencion a el Verbo hecho carne. Y el Jesus a quien Pedro siguio no fue una fantasia. “No hemos seguido fabulas artificiosas,” Pedro escribio luego, “sino como habiendo visto con nuestro propios ojos su majestad.”
En este mundo de fingimiento y mentira, necesitamos realidad. Necesitamos verdad, sin mezcla y no retocada. Los evangelios nos dan precisamente eso. Un apostol no retocado—y mucho mejor, un Salvador no retocado.