Tu fuiste un milagro. Ellos tambien.
Diez dias despues de la concepcion, el cuerpo de tu madre empezo a cambiar. Para ti. Pasando once días mas, tu corazon estaba latiendo y bombeando sangre. Con un tipo de sangre distinto de el de tu madre.
“Tu me hiciste en el vientre de mi madre.”
A seis y media semanas, tenias brotes de dientes. En dos mas, estuvieron presentes todos los sistemas de tu cuerpo. Podias chupar tu pulgar. Por diez semanas podias entrecerrar tus ojitos, tragar, y mover la lengua. Tus dedos podian agarrar. No habias nacido. Pero estabas ahi. Muy humano y muy vivo.
“Te alabare; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado.”
Por tu tercer mes, estabas respirando liquido. Pronto respirarias aire! Para ese tiempo tenias uñas. A la decimosexta semana, tenias pestañas. Para el cuarto mes despues de la concepcion, tenias huellas digitales desarrolladas, y tus papilas gustativas estaban funcionales. Eras una maravilla en construccion, aunque ocultado en un velo de carne.
“No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo mas profundo de la tierra.”
Y asi creciste. Te durmiste, despertaste — y durmiste de nuevo. Te dio hipo. Bailaste. Hasta soñaste. Podias estar feliz y hasta sentir molesto. Padre y Madre no te podian ver. Hermano y hermana no podian hechar un vistazo. Pero no te vio alguien alli?
“Mi embrion vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.”
Y asi creciste. Hasta que comenzaron las contracciones. Involuntariamente, pero por diseño. Planeado por Dios. Un Dios bueno, un Dios todopoderoso y sabio, para mostrar su mano de obra al mundo.
“Cuan preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! Cuan grande es la suma de ellos!”
Dios te hizo. Y les hizo a ellos. Pero tu viviste. Tu vida fue salvada. Otros viven, pero sus preciosas vidas estan amenazadas. No son una “eleccion,” son una vida—una vida humana, es mas. Estan ahi donde nosotros una ves estuvimos.
Debemos protegerlos. Debemos hablar y no guardar silencio. Porque aun no pueden hablar por si mismos.
“Abre tu boca por el mudo en el juicio de todos los desvalidos.”
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